Mi padre disfrutaba dibujando, mi madre tejía nuestras ropas con lanas de colores, la abuela Carmen bordaba mis tíos y tías eran músicos, pintores o profesionales de la danza.
Rodeada de aficiones y profesiones creativas, apoyaron con naturalidad mi pasión por la cerámica y mi deseo de dedicarme profesionalmente a este oficio.
La cerámica ha modelado mi forma de vida y parte de mis relaciones. Es un campo enorme para crear, investigar y seguir con ilusión descubriendo nuevas posibilidades y habilidades.
Esta profesión me ha permitido moverme en diversos campos:
Las ferias de cerámica, las exposiciones, la enseñanza, la participación institucional, las asociaciones profesionales, la organización de eventos relacionados con la creatividad..un largo etcétera que enriquece la vida del ceramista.
El proceso cerámico tiene sus tiempos que no se pueden acelerar ni ignorar… Así la cerámica y la vida se conectan.